Es la primera vez, desde que colaboro en La Blogueresca, que publico sobre el mismo tema aquí y en mi blog, con media hora de diferencia, pero es que esta semana lo merece.
Lo que vengo a contar hoy tiene que ver, relativamente, con la moda, como todas las cosas que hablo aquí, ya lo sabes si me lees desde que escribo.
Hoy lo que quiero contarte es algo que me satisface mucho, porque para el Mundo Rizado es todo un logro, verdaderamente. Te lo cuento.
Resulta que a finales de la semana pasada, una de mis blogueras más admiradas, Issa Quisqueya hacía pública -y denunciaba- esta foto que encontró en la cuenta de una peluquería dominicana.
Pajón es como se llama al pelo rizado y afro en la República Dominicana. El mensaje -que no la foto- es claramente despectivo y, sí, racista. Racista porque entra en despreciar una característica física de un grupo determinado de la población (lo que resulta curioso cuando en la República Dominicana más del 80% de la población es no blanca), y eso es discriminatorio.
Cuando Issa y otras chicas dejaron comentarios en la foto en cuestión diciendo lo orgullosas que ellas se sentían de su afro, y cuestionaron la ética del hecho de insultar una característica física para conseguir clientela, fueron bloqueadas por el salón.
La foto, las quejas y el descontento corrieron como la pólvora entre grupos y páginas de Facebook en las que comentamos chicas con el pelo afro natural.
El lunes por la mañana, mi amiga Maricarmen publicaba en su cuenta de Instagram una foto de espaldas, luciendo su maravilloso pajón con el hashtag #digalesialpajon. Ahí empezaba, sin que ella lo supiera, la campaña que ha durando toda la semana.
Motivada por la foto de Maricarmen, se me ocurrió animar a las chicas rizadas a mostrar su apoyo hacia el pelo natural uniéndose a la campaña y subiendo a Instagram sus fotos etiquetándolas con #digalesialpajon. Issa Quisqueya también invitaba a las chicas a subieran sus fotos bajo el hasthag #dilesialpajon. Yo he estado reposteando en mi cuenta de Instagram todas las fotos con esos hashtags.
Las fotos empezaban a inundar Instagram y Facebook. Cantidad de mujeres publicaban en las redes sus fotos, con textos reivindicando la belleza y, sobre todo, el derecho a lucir su cabello tal y como nos crece de la cabeza, sin que eso signifique que somos unas dejadas, unas desaliñadas o que no tenemos recursos económicos para pagar una sesión de peluquería.
Esta campaña ha demostrado una vez más que llevar el pelo afro no es una moda. Llevar el pelo afro responde a una toma de conciencia por parte de muchas mujeres alrededor del mundo, que deciden dejar de intoxicar su cuerpo con productos peligrosos por su composición química, y aprender a cuidar de él en su estado natural que, por otra parte, resulta liberador.
Inciso: evidentemente, quien quiera desrizarse el pelo con química, que lo haga. Yo no soy quién para decirles que no. Lo que creo que no es necesario es que una peluquería ridiculice una característica física en una campaña de publicidad para conseguir cuatro clientes más.
El mismo lunes Issa conseguía hablar con el saloncito -sí, llamó a República Dominicana- para intentar que recapacitasen, que se diesen cuenta de lo desafortunado del anuncio. Desde el saloncito le reconocieron que no creían que se fuera a armar la que se armó. Entraron en razón, y la peluquería retiró el anunció y se disculpó públicamente.
Por eso hoy, tanto aquí como en mi blog estoy publicando estos artículos, en apoyo a esta campaña, y en celebración de este triunfo por el respeto hacia el pelo afro, porque yo también le digo sí al pajón, que es decirle sí a mi identidad, sí a mis rasgos y sí a mis raíces.
Así que desde aquí agradezco a todas las personas, tanto con pelo afro como con pelo lacio -que también las ha habido- que han mostrado su apoyo a esta campaña.
¿Y a ti qué te parece? ¿Le dices sí al pajón?
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