Consumismo-publicidad-capitalismo-deseo. Sin consumismo no
hay capitalismo, sin deseo no hay consumismo y sin publicidad no caeríamos como
moscas en la miel. O lo que es lo mismo: la publicidad tiene, como penúltimo
eslabón de la cadena, conseguir que nos unamos a la rueda que mueve el mundo
del dinero.
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¡Culos arriba! |
Así que con los años, subiendo siempre un escalón en busca
de una imagen nueva que pueda encandilarnos, la publicidad sigue y sigue en su
empeño de vendernos lo que sea. Y al precio que sea. Ya se sabe, la publicidad,
buena o mala, es publicidad y eso es perfecto. Que hablen de uno, mal, pero que
hablen. O eso deben pensar algunas marcas.
La publicidad en la moda y complementos nos ha dado en los
últimos años grandes momentos para el recuerdo: desde niñas pintadas como monas
que posaban como adultas para intentar colarnos que incluso a los 9 años una
niña puede ser sensual, a bikinis con relleno, etcétera, etcétera. Y a veces no
hace falta ni ponernos la prenda delante: nos basta con una imagen de una mujer
que roza la inconsciencia, delante de un espejo, diciendo no sé qué de romper
condones y quedarse embarazada de su jefe, todo esto embutida en un vestido de
Desigual, que nada tiene que ver en la historia. Esta empresa usa unas técnicas
publicitarias alejadas de lo buena o bonita que sea su ropa, sino que ya hace
sus spots con la intención de causar polémica. Y que se hable de ella.
Porque nadie hablaría de Desigual si no fuera por esos
anuncios incomprensibles sobre señoras que están súper emocionadas de haberse
conocido y de seguir perpetuando estereotipos. Pero es bastante cuestionable el
hecho de crear ya una campaña sabiendo el rechazo que provocará, buscando la
crítica fácil. Pero seguro que les compensa, porque si no, no lo harían.
El último en subirse al carro es Tous, con un anuncio un
tanto reprochable, con una historia increíble y con una protagonista que lo
único que nos transmite son unas ganas de trepar insoportables. La chica, que
parece no tener escrúpulos de nada, me recordó a esas noticias que llegan de
Estados Unidos (pero que seguro suceden aquí también), de chicas que se
prostituyen por cosas, objetos, en su etapa universitaria. Nada tiene que ver
el anuncio con las joyas y me temo que probablemente haya sido creado sólo para
que se hable de ellos, sin más.
Pero crear polémica con la imagen de la mujer para vendernos
a las mujeres, no me parece una gran apuesta publicitaria. Aunque seguro que
venden. Vamos, un poco el mundo al revés.
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