Un ataque consumista

Me he vuelto loca. He reunido dinerito calentito que ardía en mis manos de estos Reyes y el primer día de rebajas me fui decidida a renovar enterito mi armario. Enterito. Y lo he hecho. He comprado como no lo he hecho en mi vida.

Lo primero que hice fue desechar toda la ropa que no me ponía desde hacía más de un año, me iba pequeña o sencillamente, no me gustaba nada. Y me sentí genial al hacerlo. No sé por qué. No van

Estaba yo, algo como la de Loca por las compras

conmigo estos ataques de vanidad, o quizá sí pero no lo sé. Tengo una conciencia demasiado inquisitiva que siempre me frena ante estos pensamientos superficiales de la ropa esto la ropa aquello. Siempre he sentido un amor-odio por la ropa y toda persona que tenga una talla 46 me entenderá. En este mundo donde la imagen es todo siempre me he sentido al margen y ante esas creencias de que la ropa os hace sentir mejor, también. Siempre fui muy punk. Así que meter en una bolsa de basura tooooooda mi ropa, llevarla a Cáritas (nunca me habían dicho tantas veces "que Dios te bendiga") y llenar el inmenso vacío de mi vestidor, ha sido una experiencia enriquecedora.

No sé por qué. Quizá porque en mí siento ganas de renacer, de cambiar y porque, aunque me cueste admitirlo, necesitaba sentir que mi ropa era cómoda conmigo, con mi estilo de vida y con mi gusto. Siempre he sido un desastre para eso, siempre he comprado cosas que aunque me gustaban, no sabía si eran cómodas para mí. Así que hice una lista, tras consultar varias revistas de moda y páginas webs, y me fui a las rebajas convencida de lo que iba a hacer.

Cuando acabé tenía un sentimiento de culpa que creo que aún no me ha abandonado. Me gasté todo el dinero, me compré cinco vestidos, tres chaquetas y dos sudaderas, un bolso y unos zapatos (que al final ha financiado mi madre). Aún no lo he estrenado todo. Pero tengo remordimientos. Los tengo porque nunca había hecho esto antes: nunca me había desprendido de prendas que adoraba para lanzarme a la aventura consumista de las rebajas, porque nunca he gastado tanto dinero. Pero a la vez hay algo en mí que lo necesitaba. Hay algo en mí que ha vuelto a estar donde había estado siempre.

O lo que es lo mismo: siento en mí unas ganas inmensas de renacer. Será por el año nuevo, será porque tras estos lúgubres años sin rumbo vital, siento hoy las ganas más grandes de transformación. Y empecé por la ropa. Así que no me voy a castigar tanto. Lo he hecho por mí, y sí, puedo decir que este año lo empiezo con nuevas vibraciones, con nuevas expectativas y nuevos propósitos de los cuales la mitad ya se están realizando.

Antiguamente llegué a odiar la ropa y lo que su imagen representa. Llegué a vestir en chándal todos los días que yo recuerdo y sí, realmente había algo en mí que se había dejado por completo. Había trabajado en el mundo del lujo y había visto muchas cosas que no me habían gustado. Muchas. Así que como una peregrina me había olvidado de mi aspecto por completo, aunque quizá me había olvidado de mí. Ha sido un largo camino pero creo que he llegado a mi destino.

Porque no he tirado mi armario entero por capricho: lo he hecho porque algo en mí ardía. Mi despertar en 2014 ha pedido a gritos que deje de justificarme por todas mis tristezas; entender que cuidar de mi aspecto, en su justa medida, es cuidarme de mí misma, de dar lo mejor que puede haber en mí.

Así que sí, que las feminstas también los gastamos las "perras" en nosotras mismas y que no pasa nada por ello.

Feliz 2014!!!