El 6 de junio de 1998 se estrenó el piloto de Sexo en Nueva York, una nueva serie de HBO que contaba con una característica muy especial: narrar las relaciones desde el punto de vista femenino y en especial el sexo. Eso fue lo que la hizo diferente, pero con lo que nos quedamos al final no fue eso, sino con el hecho de que puede presumir de ser la serie por las que muchas adolescentes/mujeres se interesaron por el mundo de la moda.
También puede presumir de ser la primera serie que nos hizo anhelar lo que no tenemos y una vida que en la mayor parte de los casos no viviremos. Una columnista no puede permitirse semejante tren de vida y encontrarte con Mr Big resulta de lo más complicado. Y fue la serie que hizo que las firmas de moda quisieran salir en ella, no anunciarse.
Sexo en Nueva York está de aniversario. Cumple 15 años y hace nueve que desapareció de nuestros televisores -aunque hay constantes repeticiones que agradecemos enormemente a Divinity y Cosmopolitan TV. Desde entonces han sido varias las series que han tratado de seguir su estela y ser un referente televisivo de moda: Mujeres de Manhattan, Gossip Girl, The Carrie Diaries... Ninguna lo ha conseguido, aunque la que narra las andanzas de la Bradshaw adolescente ofrece una visión interesante de la moda de los 80.
Puede que sea una cuestión generacional, pero hasta descubrir Sexo en Nueva York yo asociaba los 'manolos' con Ana Rosa Quintana, presentadora a la que en varias ocasiones oí quejarse de que, a pesar de lo bonitos que eran, resultaban de lo más incómodos. Y ahí estaba Sarah Jessica Parker pegando brincos por las calles de Nueva York con una de las creaciones de Blahnick.
A ella le debemos, directa o indirectamente, que muchas mujeres soñamos con que nuestro armario se transforme como el suyo y a pesar de ser minúsculo en apariencia acumule muchísima ropa; estar en París y ponerse semejante vestido de milhojas (aunque un ruso nos dé plantón) o que sepamos que no todo es combinable en el mundo de la ropa.
Sí, Sexo en Nueva York es un referente de moda, pero no precisamente por su protagonista, que era capaz de mezclar las piezas más inverosímiles y obtener un resultado desastroso con el que salía a la calle sin ruborizarse lo más mínimo. De eso también aprendimos.
Un post fantástico, a quien no le gusta esta serie.
ReplyDeleteBesos.
Respondiendo a Jewel, a mí no me gusta esa serie. Bueno, tal vez es porque he visto pocos episodios. Intenté engancharme, en serio, pero no lo conseguí; me resultaba demasiado artificial y forzado que todos los temas de conversación girasen alrededor del sexo. Me aburrí y no volví a intentarlo. Y no creo que lo haga. Así que no puedo opinar demasiado al respecto, en realidad.
ReplyDeletePara gustos se hicieron las series xD
ReplyDeleteEs artificial, de eso no cabe duda y también creo influye la época en que se vea. Yo misma no creo que la viera con los mismos ojos ahora que hace 10 años.