Como si hubieran leído lo que escribo, el pasado desfile de Chanel me ha venido como anillo al dedo para esta sección. Moda y feminismo. Es que no pudo ser más redondo. Si no fuera porque más que una reivindicación parecía un cachondeo o como decimos en Cataluña: se'ns pixen a sobre (se nos mean encima).
Y es que no es para menos: Karl Lagerfeld, ex gordo y digno sucesor de Coco Chanel en cuanto al odio hacia el cuerpo de la mujer con curvas (¡¡lo que acabo de decir!!) sacó a la pasarela a modelos sobre un decorado de las calles de París, cargadas de pancartas y mensajes feministas.
Lo primero que pensé, que sigue siendo lo que pienso ahora, es que me pareció una burla hacia las mujeres tan grande, que sólo puede salir de mentes enfermas como la suya. Karl Lagerfeld es un misógino que no ama a las mujeres sino que las odia tanto que quiere, como otros tantos, reducir sus cuerpos hasta la mínima expresión de una talla 0. Eso es odiar a las mujeres. Es esclavizarlas. Y no contento con reírse de la naturaleza de la mujer, hace un paripé que es para morirse.
La profesión de modelo tal como nos la venden la señora Bündchen no es más que la cosificación del cuerpo de la mujer sometida a los cánones patriarcales que nos quieren delgadas, sexys y sumisas. Su supuesta independencia y lugar aventajado entre las modelos no es más que un lugar aventajado en el patriarcado. Es la sumisa número 1. Y allí estaba ella, con otras tantas, que no sé qué tienen en la cabeza. Pájaros, supongo. Estaban ellas con pancartas, reivindicando derechos que en sus bocas no son sino meros chistes. Alguien que se ha vendido tanto al patriarcado, que desde un pedestal de frivolidad y machismo sobre el que se ha cimentado buena parte de la moda actual lanza proclamas que son completamente serias, pierde buena parte de sentido.
Querrán hacer ver que tienen ideas o que son mujeres comprometidas, pero no sabrían lo que es el feminismo ni aunque les mordiera el trasero.
Ojalá se dieran cuenta ellas de lo mucho que ha hecho Karl Lagerfeld por desprestigiar a la mujer. Todos esos comentarios misóginos y su ropa sin más, que sólo busca destacar a un tipo de mujer, inexactamente irreal. Todos ellos, modelos, Lagerfeld, la industria casi al completo (no olvidamos a Dolce&Gabanna diciendo que no desfilarían en Milán si lo hacía Elena Miro), son uno de los grandes pilares de la misoginia mundial.
Así que el desfile de Karl Lagerfeld sólo me puede parecer una broma de mal gusto a los derechos de las mujeres que precisamente pedimos que esperpentos como él rectifiquen y hagan ropa para todas.
Pero lo que me ha acabado de sorprender ya es la cuadratura del circulo que hace la revista Glamour España de este desfile, soltando perlas del tipo: "La pasión de Lagerfeld por las mujeres se remonta a la esencia misma de la firma que lidera" o "Y al hilo de los principios feministas de Coco", sí, la feminista Coco que dejó bien claro que las gordas sobran, y para finalizar la perla mayor del reino: "su heredero Lagerfeld ha puesto hoy la balanza en favor de las mujeres".
Revista Glamour: poneos unas gafas violetas y revelaos ante la tiranía. Lagerfeld no ama a las mujeres. Las odia. Quieren evaporar su naturaleza para que se queden en el chasis de hueso que las haga parecerse más a la estética masculina. No os engañéis. Resulta patético que el esclavo justifique su esclavitud.
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